lunes, 25 de julio de 2011

Los Vikingos en la Historia

el territorio europeo alrededor del siglo VI al XI y quiere decir "Hombres del Norte". También Se les llama Vikingos a la población de Escandinavia (Noruega, Suecia y Dinamarca principalmente) que aterrorizaron se sostiene que viene le frase "Vik in", que significa "bahía adentro", refiriéndose así a sus desembarcos. Aventurados marineros y excepcionales guerreros, establecieron un régimen donde sólo su conversión al cristianismo podría detenerlos, ya que al cabo del tiempo terminaron siendo absorbidos por la cultura de las regiones que conquistaron.

Los vikingos poseían veloces naves llamadas "Drakkars" que utilizaban para saquear los pueblos europeos de manera rápida y brutal, antes de que se organizara una resistencia seria. Con el tiempo sus saqueos se convirtieron en conquistas.
Los Vikingos atravesaban velozmente el mar asolando las costas desde sus "drakkars" (llamadas así porque las proas y popas de sus naves estaban adornadas con cabezas de dragón). Los vikingos, que significa "hombres del norte", fueron la última de las tribus bárbaras llamadas germanas por los romanos que aterrorizó Europa. La población se sentía atemorizada por los vikingos debido a su ferocidad y crueldad. Por otra parte, además de buenos guerreros, los vikingos eran diestros artesanos, marineros, exploradores y comerciantes.
Las tácticas de los Vikingos
El modo de saqueo de los vikingos impulsa la construcción de castillos y favorece la descentralización política del feudalismo. Además los vikingos establecieron regímenes políticos y administrativos en los territorios conquistados. Algunos de ellos no sobrevivieron a la era de los vikingos, como los reinos de Dublín y York; pero Islandia sigue existiendo como Estado, la monarquía de Kiev sería la base del Imperio Ruso, y huellas del talento organizador de los jefes vikingos son claramente visibles hoy día en la Isla de Man y en Normandía.
Se dice que el inicio del nombramiento de vikingos a los escandinavos tiene lugar con el saqueo del monasterio de Lindisfarne (793), siendo pronto seguido por ataques a otros monasterios, ya que los Vikingos tenían tradiciones paganas y creencias en los dioses nórdicos (Odín, Thor, Heimdall). Los anales y crónicas de los dos siglos siguientes están llenos de relatos aterradores. Los vikingos emplean un modo de saqueo parecido a la guerrilla, haciendo uso de sus veloces naves, llegan a las costas europeas de manera impredescible y atacan rápida y violentamente, tratando de conseguir el mayor botín, para retirarse tan rápido como llegaron, dando pie a que no se les pueda hacer una fuerte resistencias, dando lugar al desgaste. Las poblaciones de las costas de Alemania, Francia y Gran Bretaña vivían en el terror de ser presa de las incursiones de los vikingos. Pero con el tiempo se volvieron más audaces, llegando a ocupar y a asentarse en gran parte de Europa. La magnitud y frecuencia de las incursiones vikingas en Inglaterra, Francia y Alemania aumentó hasta el punto de convertirse en verdaderas invasiones, en las que se establecían asentamientos con miras a incursiones posteriores. El territorio de asentamiento vikingo del noroeste de Francia se denominó Normandía, que procede del término "hombres del norte" y dio el nombre de normandos a sus habitantes.

Casco Vikingo. Los vikingos usaban lo impredescible de sus llegadas como medio para provocar un terror psicológico a las poblaciones que atacaban.
Las conquistas de los Vikingos
La ganadería, la agricultura y la pesca fueron la base de subsistencia de los habitantes de Escandinavia durante siglos. En los siglos VI y VII, se desarrolló el comercio a lo largo del Mar Báltico y con Rusia a través de sus grandes ríos. Repentinamente, a finales del siglo VIII los vikingos comenzaron sus agresivas incursiones sobre las costas de Europa. Las razones pueden ser diversas. La incursiones de los vikingos posiblemente se debieron al descubrimiento de la riqueza de los pueblos del sur por los comerciantes, aunado a la relativa debilidad de éstos y su ventaja como navegantes experimentados y veloces embarcaciones.
A finales del siglo VIII, ya realizaban grandes incursiones a través de los ríos de Rusia, estableciendo fortificaciones defensivas. En el siglo IX gobernaban Kiev; y en el 907, una escuadra de 2.000 embarcaciones y 80.000 hombres de los vikingos atacó Constantinopla, aceptando el ventajoso acuerdo comercial que el emperador bizantino les ofreció a cambio de su retirada.

La región de Escandinavia está formada principalmente por Noruega Suecia y Finlandia. Posteriormente los Vikingos conquistarían territorios en Inglaterra, Alemania, Francia y Rusia, para posteriormente ser asimilados por su cultura.
Un gran ejército danés de los vikingos invadió Inglaterra en el 865, continuando a lo largo de dos siglos su expansión por la mayor parte de la isla. Canuto, quien gobernó simultáneamente Dinamarca y Noruega, fue uno de los últimos reyes vikingos de Inglaterra antes del año 1066. Una gran flota que atravesó el Sena con la intención de atacar París en el año 871 tuvo sitiada la ciudad durante dos años, hasta que se llegó a un beneficioso acuerdo económico para los vikingos. Este incluía un elevado pago en metálico y el permiso para saquear el oeste de Francia sin impedimento.
A cambio del cese de las incursiones y de la conversión de los vikingos al cristianismo en el año 911, el rey de Francia dio el nombramiento de duque al jefe vikingo de Normandía. Del ducado de Normandía, surgieron varios famosos guerreros vikingos. Entre ellos se encuentran: Guillermo I, que conquistó Inglaterra en el 1066; Robert Guiscard y su parentela, que le arrebataron Sicilia a los Árabes entre 1060 y 1091; Balduino I, rey del reino cruzado de Jerusalén.
Los Vikingos y sus descendientes controlaron durante algún tiempo la mayor parte de la costa Báltica, gran parte del interior de Rusia, Normandía (Francia), Inglaterra, Sicilia, el sur de Italia y parte de Palestina. En el 825 descubrieron Islandia, donde se asentaron en el 875 (aunque ya estaba habitada por monjes irlandeses). Los Vikingos, al mando de Erik el Rojo, colonizaron Groenlandia en el 985 y se dice que su hijo Leif Erikson llegó al nuevo mundo y exploraron parte de Norteamérica 500 años antes que Colón.

El fin de los Vikingos
Las incursiones de los vikingos cesaron a finales del siglo X. Dinamarca, Suecia y Noruega se habían convertido en reinos, y los reyes dedicaron la mayor parte de sus energías al gobierno de sus dominios. Con la expansión del Cristianismo, los antiguos valores guerreros de los vikingos se debilitaron hasta desaparecer. Las culturas que habían conquistado los absorbieron; y así los ocupantes y conquistadores de Inglaterra se volvieron ingleses, los normandos franceses, y los varegos rusos.

Los vikingos adoraban principalmente a los dioses paganos de la mitología nórdica, de los cuáles Odín era el más importante. Seguido de otros como Thor y Heimdall.

La era de los vikingos se cree que se extinguió con el último reducto hostil que representaba el rey Harald III el despiadado (Hardrada), el cual murió en acción en la batalla por intentar tomar posesión del territorio de Inglaterra en la batalla de Stamford Bridge en el año 1066. Aún así los descendientes de los vikingos, lograron consolidarse en el ámbito europeo y construyeron el primer reino ruso en Kiev. Los normandos por su parte, salieron de normandia y subieron a los tronos del reino de Jerusalén, Inglaterra, Cecilia, Nápoles, y del Imperio Latino.
Los vikingos dejaron de hacer incursiones a finales del siglo X, en parte debido a su conversión al cristianismo que implicó el abandono de sus pasadas creencias paganas y valores guerreros. Escandinavia se dividió en varios reinos y los nuevos gobernantes se concentraron en el gobierno de sus territorios. Las culturas que rodeaban los emplazamientos vikingos en Rusia, Francia y Gran Bretaña absorbieron a los vikingos. El desarrollo militar que generarían las batallas de los vikingos encontraría pronto uso en el oriente medio con el advenimiento de las cruzadas.


HISTORIA DE LOS VIKINGOS II
En la historia popular europea, los vikingos, llamados también normandos y en Rusia varegos, tienen una reputación temible de depredadores marítimos. Durante los siglos IX y X atacaron y saquearon las costas de Europa occidental y amenazaron la estabilidad de Inglaterra, Irlanda y el imperio franco. Esta violencia, sin embargo, no era más que uno de los múltiples aspectos de un complejo proceso en el curso del cual los pueblos escandinavos exploraron y colonizaron islas remotas y deshabitadas del Atlántico Norte, al mismo tiempo que comerciaban con los exóticos productos septentrionales en los mercados de Europa occidental y oriental.

Los depredadores, colonizadores y mercaderes vikingos procedían todos ellos de Escandinavia (noruegos y daneses se dirigieron a Occidente; los suecos, a Oriente); consiguieron ampliar a regiones nuevas y, en ocasiones, muy remotas, las actividades -pacíficas unas y violentas otras- que durante mucho tiempo habían practicado en sus países de origen. Los hombres que colonizaron las islas Oreadas y Shetland en los últimos años del siglo VIII, o que en el siglo siguiente fundaron nuevos hogares en las islas Feroe y en Islandia continuaban un proceso de colonización que con anterioridad se había limitado a las costas noruegas. Los piratas que atacaban los monasterios y mercados del Occidente cristiano hacían con otros lo que antes habían hecho entre ellos. El tráfico vikingo, fundamentalmente con pieles, cueros y otros productos escandinavos muy apreciados en el mundo civilizado, era simplemente la expansión de contactos existentes desde mucho tiempo atrás.
Esta expansión en sus actividades fue casi simultánea en muchas zonas de Escandinavia, lo que indica que sus causas han de buscarse allí más que en el extranjero. Ciertamente, la debilidad del imperio franco y de los reinos ingleses pueden explicar en parte las incursiones vikingas a esas tierras durante el siglo IX, pero no aclaran en absoluto la colonización anterior de las islas Oreadas y Shetland, del mismo modo que en la extensión de las actividades suecas hacia Rusia no influyeron los cambios producidos en Occidente.
Desgraciadamente, no disponemos apenas de pruebas documentales relativas a la Escandinavia previkinga. Todo lo que existe es un puñado de misteriosas inscripciones rúnicas y unas cuantas valiosas referencias en fuentes occidentales. La información ha de extraerse de tradiciones consignadas por escrito siglos después, en particular de las sagas islandesas. Por ello, la mayoría de lo que sabemos sobre la Escandinavia anterior y coetánea a los primeros tiempos vikingos depende de lo que los arqueólogos han descubierto de su cultura asi como de los testimonios lingüísticos, en especial de la toponimia.
Historia de la expansión vikinga
¿Qué provocó la explosión vikinga? Algunos historiadores apuntan hacia el exceso de población como causa fundamental, mientras otros sugieren que la creciente autoridad de tos reyes escandinavos obligó a muchos hombres a buscar en el exterior una mayor libertad.
La gran demanda de productos del norte subártico desempeñó probablemente un papel vital en la expansión vikinga. Las pieles, disponibles sólo en Escandinavia en aquellos tiempos, y el marfil, que únicamente podía obtenerse de los colmilíos de morsa, eran productos muy apreciados y objeto de demanda constante en Europa occidental. Pero, en el siglo VIII, esta demanda se hizo más imperiosa. Florecieron centros mercantiles como Dorestad, situada en un brazo del bajo Rin, y que era el final, en territorio franco, de una ruta de suministro que partía de lugares como Helgó en el lago Malar, en el mar Báltico, o de diversos puntos de la costa noruega.
La creciente demanda estimuló a los escandinavos a buscar suministros tierra adentro, mediante la caza o la exacción de tributos a lapo-nes y fineses. En el siglo IX, un noruego llamado Ottar traspuso el cabo Norte y llegó navegando hasta el mar Blanco, aventura que relató al rey inglés Alfredo y que éste mandó consignar por escrito. Las travesías de este tipo permitieron importantes mejoras en la construcción de las embarcaciones. Las naves vikin-gas se volvieron a la vez robustas y veloces, características que ofrecían las ventajas de la sorpresa y de la posibilidad de una retirada segura.
Navegaciones como la descrita por Ottar, con fines de caza y exploración, constituyeron un aspecto muy importante de las actividades vikingas, y condujeron, de modo natural, a la exploración de mares remotos y a la explotación de los nuevos recursos.
Piratería y saqueo
El tráfico creciente en pieles, cueros, marfil y quizá también colchas de plumón, y los cargamentos de retorno con armas, objetos metálicos, joyas, vidrio y metales preciosos, fomentaron la piratería. Por ejemplo, se sabe que en el año 829 unos piratas vikingos atacaron a un grupo de mercaderes en su ruta desde Dorestad al mercado sueco de Birka, en el lago Malar, cerca de Estocolmo; no pasaría mucho tiempo antes de que los vikingos acosaran ese tráfico hasta su punto de partida. Así, los primeros ataques daneses en Occidente no fueron a iglesias y monasterios, sino al mercado de Dorestad, saqueado cuatro veces entre los años 834 y 839. Pronto los saqueadores descubrieron otras oportunidades, pero fue el comercio lo que primero les atrajo a tierras occidentales.
Los ataques se dirigían tanto contra las ciudades como contra los monasterios importantes de Europa occidental. Ni los paganos vikingos tenían respeto alguno por el carácter sagrado de los monasterios, ni las viejas defensas romanas de las ciudades eran efectivas contra ellos, abandonadas como estaban desde hacía muchos años; algunas incluso habían sido demolidas en la relativa seguridad de la paz carolingia. Pronto descubrieron aquellos tránsfugas y aventureros que podían hacerse ricos saqueando aquellos lugares, exigiendo rescates por los obispos y abades cautivos e incluso por ciertos libros preciosos, o mediante la extorsión de tributos y dinero a cambio de protección. A mediados del siglo ix, las costas y ríos de Inglaterra, Irlanda y Francia eran objeto de frecuentes y, en ocasiones, salvajes ataques por parte de pequeñas bandas, cuyo principal aliado era la sorpresa.
Sin embargo, los primeros depredadores vikingos no fueron los piratas daneses, sino los colonizadores noruegos que se habían desplazado hacia el oeste en busca de nuevos hogares. Al igual que sucedió con los daneses, una vez descubierta la existencia de buenas oportunidades y tras comprobar que sus naves podían realizar el viaje con un margen razonable de seguridad, no resultó difícil a los cabecillas reclutar tripulaciones que, por una razón u otra, agradecían la oportunidad de iniciar una nueva vida: tránsfugas, inadaptados o proscritos así como jóvenes ansiosos de aventuras. Desde sus nuevos hogares en las islas septentrionales de Escocia, se dedicaron a explorar, no sin librar en ocasiones choques sangrientos con los sorprendidos y poco acogedores nativos, como los monjes de Lindisfarne, cuya paz se vio perturbada en j.unio del año 793, o los indígenas de América del Norte, unos dos siglos después. Algunos de los nuevos colonizadores se contentaban con erigir sus nuevos hogares y explotar los recursos intactos que hallaron en las islas Fe-roe, en Tslandia y en Groenlandia; otros, como

hicieron los daneses más al sur, se dedicaron de lleno a la piratería. Estos fueron los que fundaron plazas fuertes, como la de Dublín, desde donde salían para someter y poner bajo tributo las tierras e islas vecinas, como, por ejemplo, en el año 873, cuando tomaron y saquearon la ciudad británica de Dumbarton, a orillas del río Clyde.
Mientras la colonización noruega daba lugar a saqueos, las incursiones danesas terminaban en el establecimiento de colonias. Muchos de los piratas daneses eran desterrados, al igual que los noruegos. De grado o por fuerza, mantenían muy pocos contactos con su patria y desde los primeros momentos establecieron bases en el oeste, al principio en Frisia (la actual Holanda), y más tarde en Inglaterra y Francia. Con el tiempo, abandonaron Frisia, pero sus bases en Inglaterra y Francia se convirtieron en lugar de residencia permanente, aceptados de mejor o peor talante por los indígenas, unas veces como conquistadores, otras como vecinos.
No se conoce el número aproximado de colonos. Las bandas de guerreros debieron ser bastante reducidas; quienes creen que la colonización escandinava tuvo relativa densidad afirman que se produjo una segunda migración de campesinos daneses al amparo de las bandas armadas que dominaban, por ejemplo, las extensas zonas del norte y este de Inglaterra, a las que por ello se denominaría Danelaw. Los defensores de una migración masiva a Inglaterra aducen como prueba la enorme cantidad de vocablos daneses que se incorporaron entonces a la lengua de este país, algunos para expresar ideas básicas. Los invasores dejaron también su marca en el mapa con cientos de topónimos basados en nombres escandinavos de personas. La influencia de los vikingos en la lengua y la toponimia inglesas son claras e indiscutibles. La única duda está en cuanto al número de invasores necesarios para producir tal resultado.
La conversión al cristianismo de los pueblos vikingos
Fueran muchos o relativamente pocos los colonizadores daneses, lo cierto es que pocos cambios más introdujeron en sus nuevas colonias. Los que se establecieron en Inglaterra muy pronto aprendieron a hablar inglés, aunque influyeran considerablemente en los dialectos locales; se convirtieron al cristianismo y, en muchos otros aspectos, se adaptaron rápidamente al nuevo mundo en que habían buscado asentamiento. Fue su gran capacidad de adaptación la que determinó que sus distintas conquistas tuvieran características tan diferentes. Así, los jefes vikingos establecidos en Norman-día aparecieron como los sucesores naturales del conde franco al que habían desplazado, mientras que los cabecillas vikingos de Dublín se comportaron como reyes irlandeses, y los gobernantes escandinavos de Kiev y Novgorod pronto se eslavizaron.
Los vikingos de Europa occidental no sólo fueron asimilados, sino que pronto se sometieron a los reyes indígenas. En Inglaterra, el último rey escandinavo de York fue depuesto el año 954, y los northumbrios, tanto de ascendencia inglesa como escandinava, aceptaron la autoridad del rey inglés. Así nació el reino unido de Inglaterra. La asimilación de los vikingos fue posible una vez que establecieron asentamientos parmanentes; entonces resultaban tan vulnerables a los ataques como lo habían sido antes sus víctimas, pero a ello contribuyó en gran medida el evidente cese de las incursiones procedentes de Escandinavia.
Por :Ronald Ramírez Olano

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