miércoles, 11 de julio de 2007

ORIGEN DE LA PALABRA PROFESOR

Anoche veía un programa de televisión llamado "Tolerancia Cero". Esteconsiste en una tertulia de cuatro seniores (bah, señores) que se dedican a comentar las noticias que van ocurriendo en la semana. Entre sus múltiplesdiálogos hay ciertos temas que se repiten y uno de ellos es elde la educación. Lamentablemente, caen en los tópicos de siempre: "la educación es importante", "el país necesita progresar para ello necesita educación", "la educación es la base del desarrollo" y todos esos mantras que se repiten sin cesar.

Los que somos profesionales de la educación casi siempre callamos y dejamoshablar. Y esto porque no son pocos los que se nos acercan y nos quieren dar cátedra sobre cómo educar. Recuerdo una vez un médico (sí un de esos patudos que se llama a sí mismo doctores,incluso sin haber obtenido el grado académico) que quería enseñarme arealizar buenas evaluaciones, puesto que él como cirujano sabía mucho. Cuando yo empecé a decirle cómo debía operar, entendió queel respeto a cada profesión es fundamental.

Sin embargo, muchos se sienten con elderecho de opinar de educación y mucho más aún se sienten con la autoridad de menospreciar nuestra labor. ¿Por qué esto?

Un amigo me decía el lenguaje no es inocente, por ello quiero compartir con ustedes un trocito de mi libro: "Educar para la Vida", editado por el Centro de Educación a Distancia de la Universidad Católica del Norte. Espero que con estomis alumnos de pedagogía de la Universidad del Mar y de la Universidad Santo Tomás, de quienes espero queasuman el compromiso que tienen por dignificar mucho más nuestra profesión.

La palabra "pedagogo".
El origen de las palabras nos ilustra en buena medida acerca de la realidad de nuestra profesión. En principio la palabra educación provenía del prefijo "ex" que significa sacar hacia delante y de la raíz "ducere" que significa conducir o guiar. Así educar implica la capacidad de sacar adelante a la persona. Un vocablo asociado a la función formadora de los docentes.
El docente por su parte proviene del verbo latino "docere" que significa enseñar o saber y se refiere a la persona que sabe y que está capacitada para enseñar.
Hasta el momento estas acepciones son significativas y positivas para nuestra profesión. Sin embargo, gran parte de los términos que se usan para designar nuestro quehacer en su origen no son muy amables, me refiero a los vocablos maestro, profesor y pedagogo.
El concepto maestro proviene de "magistro", que significa el que enseña, se refiere en general al esclavo griego que posee una gran cultura y que se encargaba de instruir a los jóvenes romanos. Sin embargo, tal como lo señala Demóstenes, el concepto de maestro implicaba una superioridad moral e intelectual, en tanto que era capaz de "realizar en sí mismo lo que trata de realizar en los demás". Por ello es que siempre ha existido en la mirada del común de la gente una necesidad de juzgar el comportamiento de los profesores y ser exigente e implacable al evaluar a un docente que no cumple con lo que le corresponde a su labor.
Por su parte el origen de la palabra profesor proviene de de pro fatio, que significa disponerse a hablar. En la edad medieval, en las iglesias el rol del maestro era el de realizar la lectura de los libros sagrados. Sin embargo con el paso de los años esta labor de lectura queda en manos de los discípulos y los maestro se dedican a realizar comentarios sobre lo que se lee, esto en latín se expresa con las palabras pro fateri, esto es explicadores o comentadores de los textos escritos.
El término pedagogo por último se asocia con el concepto paedagogus, que se refería al esclavo que acompañaba a los niños en las lecciones. Este es un término derivado de paidagogós, que se une de paidós (niño) y agó (conducir o guiar).
Algo curioso ocurre con este concepto. En Italia a partir del término pedagogo aparece la palabra ya existente que significa pedante, que significa "andar a pie". Lo que ocurre es que se jugaba con ambos significados al mezclarlos, puesto que se deseaba ironizar con la arrogancia que manifestaban algunos pedagogos, al sobreestimarse por sobre los demás, y su evidente pobreza, que los obligaba a andar a pie.
Como vemos desde sus orígenes el ser profesor ha transitado entre la admiración por la labor social que cumplen y el menosprecio por su, incluso actual, condición económica desmejorada. Sin embargo, a pesar de ese menosprecio aún hay jóvenes idealistas que desean ser profesores. Quizás sea porque poco a poco estamos ganando el espacio que merecemos sólo en la medida en que nos asumimos como profesionales de la educacióny no como simples instructores de conocimientos.
PROFESOR DE PROFESAR
Profesor. Los primeros cristianos fueron también los primeros profesores de la historia, porque ‘profesaban’ es decir, declaraban públicamente su fe, aunque pudiera costarles la vida. La palabra se formó a partir del latín profiteri del mismo significado, formada por fateri (confesar), con el prefijo pro- (delante, con el sentido de ‘delante de todos, a la vista’).
A partir de cierta época, un profesor pasó a ser aquel que ‘profesaba’, o sea que declaraba públicamente que poseía conocimientos en determinada área del saber y que podía trasmitirlos.
En el diccionario de Covarrubias (1611) encontramos: Professar algun arte o ciencia, latine profiteri. Professor della, el que la sigue y professa. Pero poco más de un siglo más tarde, en el Diccionario de la Real Academia, el vocablo professor era definido como ‘El que exerce o enseña publicamente alguna facultad, arte ù doctrina’.
Panfleto.
Es el nombre de una publicación de corta extensión, de carácter agresivo y, frecuentemente, difamatorio. En el siglo XII de nuestra era, circuló en Inglaterra un breve poema de amor, anónimo, escrito en latín con el nombre Pamphilus, que se tornó enormemente popular y fue traducido al inglés como Pamphlet.
Hacia finales del siglo XIV la palabra pamphlet era usada en inglés para designar a cualquier texto de tamaño menor que los enormes libros manuscritos de aquella época, antes de la invención de la imprenta.
En siglos posteriores, el sentido del vocablo fue evolucionando hacia el moderno significado explicitado arriba, con el cual llegó al español.
María Moliner añade otra acepción: «Folleto u hoja de propaganda política o de ideas de cualquier clase». En este sentido está usada la palabra en el libro de Fernando Savater «Panfleto contra el todo», un manifiesto contra el enorme poder del Estado moderno sobre los individuos.
Parábola.

Narración de un suceso fingido, de que se deduce, por comparación o semejanza, una verdad importante o una enseñanza moral.
Lugar geométrico de los puntos del plano equidistantes de una recta y de un punto fijos, que resulta de cortar un cono circular recto por un plano paralelo a una generatriz.
Este vocablo tiene el mismo origen que 'palabra', que inicialmente nos llegó como parabla .
Ambas provienen del latín parabola (comparación, símil), que a su vez se deriva del griego parabolé (comparación, alegoría). El sustantivo griego se formó a partir del verbo parabállein, que significaba "poner al lado, comparar" una idea que históricamente está presente tanto en 'palabra' como en 'parábola'.
A su vez, parabállein proviene de pará (al lado) y bállein (arrojar). Bállein también está en el origen de 'balística' palabra que, curiosamente, no guarda ninguna relación con 'bala', que procede del germánico ball a través del italiano palla.
'Parábola' y 'palabra', ambas nacidas del mismo seno materno, evolucionaron en forma paralela; 'palabra' fue paravla y parávoa, además de la forma mencionada al comienzo, y, en los poemas de Berceo, todavía aparece con el sentido de "comparación"; más tarde significó "frase" y luego "vocablo".
Pero 'parábola' fue un vocablo importante durante la Edad Media debido a su papel en la tradición cristiana por el uso frecuente de narraciones en forma de parábolas en el Evangelio. 'Parábola' se usa también para designar la curva plana formada por la sección transversal de un cono, en este caso como referencia a la comparabilidad entre esta curva y el cono que le da origen.
Sándwich.
Emparedado, comida que consiste en un pedazo de carne o fiambre entre dos rebanadas de pan.
Esta palabra inglesa fue incorporada al Diccionario de la Lengua Española en 1927, pero sólo aparece escrita con acento desde 1989.
A pesar de que esa es la única forma adoptada por la Academia, muchos prefieren sándwiche, ya que la terminación en e resulta más coherente con la tradición española.
En todo caso, se trata de un anglicismo innecesario, ya que en castellano contamos con emparedado y bocadillo, pero el uso acabó por imponerlo.
Se cuenta que John Montagu (1718-92), el cuarto conde de Sandwich, era tan adicto a los juegos de cartas que llevaba consigo en una maleta una tajada de carne fría entre dos torradas. La idea no tenía nada de original, pero el hecho de haber sido adoptada por un conde le dio una fama que nunca había tenido.
En 1762, el historiador británico Edward Gibbon, declaró en su diario haber visto a "20 ó 30 de los mejores hombres del reino, que cenaban en pequeñas mesas un pedazo de carne fría o un Sandwich".

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